No ha sido una abstinencia completa, pero lo cierto es que tanto por la falta de disponibilidad como por la falta de wifi, en estos últimos doce días en los que he estado fuera del país he practicado (forzosa y gustosamente) una moderada ‘abstinencia digital’.
Sí he podido y he buscado seguir publicando puntualmente las entradas al blog (algo que me ha resultado especialmente duro ya que las jornadas de trabajo eran muy extensas y no terminaba de digerir adecuadamente el cambio horario al que me vi sometido); también fui subiendo algún vídeo a mi perfil de facebook y a instagram sobre el trabajo que estaba haciendo y algún lugar significativo en el que me encontraba. Poco más.
Me resultaba extrañamente liberador saber que mirar mi teléfono en esos días era totalmente inefectivo, y que salvo el contacto con mi familia y con contados amigos, el resto quedaba fuera de mi cobertura y mi atención. Pero lo mejor de todo ha sido comprobar el beneficioso efecto que tiene la ‘abstinencia digital’, aunque sea de forma moderada por las posibilidades y las circunstancias.
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Integración digital vs desintegración digital
A estas alturas de la película, tengo más que clara la importancia y la relevancia de desarrollar una adecuada competencia digital. El mes que viene haré tres años desde mi bautismo en las redes y desde entonces no he hecho otra cosa más que aprender y aprender, sobre mí, sobre los demás y sobre el mundo en el que habito, y lo mejor de todo es que este aprendizaje no terminará nunca.
Considero que hoy en día, vivir de espaldas a lo virtual es una auténtica temeridad. Sin entrar en la esfera de lo personal, profesionalmente hablando resulta ya redundante incidir en la necesidad de integrar lo virtual como una de las formas de darle salida a nuestras competencias, enriquecerlas y conectarlas con otras competencias de otros profesionales.
Las oportunidades que generes en este ámbito dependerá de la gestión que hagas de tu presencia digital. Una gestión que se parece mucho a una inversión constante a largo plazo, donde la coherencia y la consistencia son claves, los resultados (en el mejor de los casos) tardíos en aparecer, y si aparecen la mayoría serán tan invisibles e intangibles como necesarios.
Eso sí, también percibo que la frontera entre la ‘integración digital’ y la ‘desintegración digital’ es muchas veces más fina de lo que pudiéramos pensar. Esto ocurre cuando confundimos el medio con el fin, o aún peor, cuando nosotros mismos nos terminamos confundiendo con el escenario virtual… virtualizándonos hasta tal punto de irnos perdiendo en un mundo tan infinito en el fondo (puedes navegar hacia dentro de tu pantalla sin llegara a ningún final) como estrecho en sus límites (que vienen determinados por las pulgadas que tenga tu monitor, tu teléfono, tu tablet, etc)…
…y es que hoy en día ensanchar el mundo tiene tanto que ver con sacarle todo el partido posible a la red, como con salirse de los cuatro lados de las pantallas que habitas.
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Contrastes
Con el parón de estos días, haciendo un poco de análisis de mi relación con internet en los últimos tiempos descubro que…
…la red es para mí una fuente de información esencial, que me permite estar actualizado en cuanto a conocimientos, tendencias y progresiones. Me permite conocer propuestas y profesionales, personas y eventos, opciones y procedimientos. Tomando conciencia cada vez más de lo importante que es la curación de contenidos en este sentido (esto es, localizar, filtrar, y distribuir contenidos adecuados y de calidad), una competencia que necesariamente tendremos que ir desarrollando si no queremos padecer una dolorosa indigestión informativa con nefastas consecuencias.
…la red es para mí una fuente de formación, y esto es fascinante. Son numerosos los maestros y maestras virtuales que ponen a tu disposición, todas las semanas, una serie de contenidos de calidad que bien seleccionados en función de tus necesidades acaban conformando el mejor plan de formación que te puedas imaginar. No te darán, ni conseguirás, ningún título, pero obtendrás multitud de respuestas prácticas a situaciones profesionales (e incluso personales) con las que te sentirás en continuo aprendizaje. El cambio de paradigma formativo en este sentido es ALUCINANTE, es cuestión como te decía antes, de filtrar, analizar, digerir y distribuir esos contenidos que te vas encontrando (…y cuestión también, de lo que quieras invertir en este sentido).
…la red para mí, también es una fuente de dispersión, algo que no me hace ninguna gracia cuando tomo conciencia de ello. Son muchos los estímulos que recibimos cuando navegamos, y los estímulos en este caso son como las corrientes marinas… como te dejes llevar por ellos acabas perdido, y como en el mar, continuamente debemos estar revisando y corrigiendo el rumbo para llegar a nuestro objetivo. Cuestión de firmeza y de educar a nuestra curiosidad, imagino.
…la red para mí, es en algunos momento una fuente de adicción. Necesitando, absurdamente, recurrir a ella para justificar mi esencia profesional (como si se tratase de un registro de entrada que valida la existencia de algunas cosas), guardar mi espacio virtual (algo tan irreal como volátil), o pertenecer a una comunidad (que aún no tengo del todo definida, pero que despierta una fuerte -y peligrosa- “necesidad de pertencia”).
…la red para mí, es fuente de proyección… y esto está genial, sobre todo cuando consigues proyectar lo que realmente eres y sientes que tu “yo analógico” y tu “yo virtual” están perfectamente alineados. Lo jodido es cuando lo que se proyecta no es lo que eres, sino lo que te gustaría ser o lo que crees que debes ser, y aquí patinamos… porque proyectar “tu ego” no es lo más efectivo ni lo más sano para tus relaciones, tus interacciones o tu salud mental.
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Mejorar la competencia tecnológica
En un artículo que puedes leer completo en ESTE ENLACE, la Doctora María Dolores Moreno (autora del informe ‘La sociedad española y la alfabetización multimedia: internet, redes sociales y competencia tecnológica’) nos habla de la importancia de equilibrar nuestra “dieta tecnológica” en cuanto a la cantidad y calidad de información que engullimos diariamente a travésd e internet, ya que la saturación de horas y de información recibida puede provocar “confusión en la toma de decisiones, disminución de la tolerancia a la frustración y deterioro del juicio”, nada más y nada menos.
Así y siguiendo lo expuesto en el artículo citado, en España, el país de Europa con mayor penetración de las redes sociales según datos de 2015, donde pudiera parecer que somos expertos en estos temas, nos encontramos con que «paradójicamente, nuestra alta actividad tecnológica no se corresponde con la posesión de los conocimientos y habilidades mediáticas necesarias», todo lo contrario, nuestra gula tecnológica nos hace ser “más impacientes, más dependientes, más superficiales, y con más tendencia a la hiperestimulación”.
Según la fuentes citadas, la solución estaría por alternar «largos espacios de actividad digital con momentos de absoluta desconexión perfectamente programados», esto es, buscar «una distribución equilibrada de tiempos» entre lo digital y lo real, «humanizar la conectividad», además de recuperar la concepción clásica de las interacciones personales y profesionales…
…vamos que no se trata de optar entre lo virtual y lo real, sino de equilibrar y gestionar nuestra presencia y acción en ambos territorios, para precisamente mejorar con perspectiva nuestra propia competencia digital.
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Salirse de Matrix un rato
En definitiva, cada vez se hace más necesario salirse de Matrix de vez en cuando para poder ver el bosque y respirar otros aires. Para poder tomar conciencia de cómo es mi “yo digital”, y como se relaciona mi “yo digital” con otras “identidades digitales”, que afectos, qué apegos y qué desapegos se generan.
Por otro lado, considero un acto de madurez personal saber poner en perspectiva tu “yo digital” con tu “yo real”, estableciendo conexiones y diferencias, que te permitan ajustar incoherencias o potenciar determinadas oportunidades. Dar por hecho que lo que reflejas en la red es lo que realmente eres puede ser un acto de arrogancia con un alto coste a todos los niveles.
Matrix está bien, allí puedes saltar, volar, frenar balas, hacer kung fu y mil cosas más… pero es Matrix, no te olvides… y quedarse a vivir allí puede ser parecido a instalarse en un profundo y narcótico sueño del que es necesario despertarse cada cierto tiempo para mejorar tu competencia en todos los ámbitos, en todas las dimensiones.
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¡Despierta!
¡Despierta!
¡Despierta!
…
Porque lo que cosechas…
…es lo que sembraste.
(“Wake up”, Rage against the machine)
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Procesos y Aprendizaje
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Abstinencia Digital, o salirse un rato de Matrix
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Autor de la imagen de la entrada: Stux, vía Pixabay
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Esto me recuerda cuando me iba de ruta, a la montaña, por unos días, solo con las cabras y los pájaros, sin teléfono, sin nadie y así empecé a conocerme. Entonces no había tanto uso de PC, ni móvil, con lo que mi dependencia era distinta, era del bolígrafo y el papel, de la máquina de escribir y eso no lo podía llevar encima, pero no me arrepiento de aquellos fantásticos episodios de mi vida que, días después, me permitían escribir para transmitir esa experiencia, aunque no fuera en tiempo real y gracias a lo cual he llegado a encontrarme a mí mismo y ser feliz.
Un abrazo querido David y celebro que estés ya cerca de nosotros de manera física y no solo telemática
Hola Benito!
¡Qué alegría leerte de nuevo! …y que nos sigas compartiendo tus experiencias. Apuesto que esa dependencia del bolígrafo y del papel generaba unos diálogos más que enriquecedores contigo mismo.
Un abrazo!!
David
Totalmente de acuerdo David. Un término muy relacionado que descubrí hace unos meses es el de la Infoxicación. Este artículo de Sergio Fanjul publicado en El País en el 2011 lo explica muy bien
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http://sociedad.elpais.com/sociedad/2011/05/12/actualidad/1305151203_850215.html
Un abrazo.
Hola José Ramón!!
…si bien conocía ese término nos va a venir genial tu artículo para completar el post.
Un abrazo amigo!
David