Imagina que para ser feliz crees que necesitas una pareja o tener un hijo; o que para encontrar un trabajo crees que hay que tener un curriculum perfecto y un enchufe; o que para que los demás te valoren tienes que ser una persona complaciente; o que para alcanzar tus metas y objetivos crees que únicamente necesitas trabajo duro y disciplina. Da igual, imagina cualquier creencia que se agarre como una garrapata a tus neuronas…
…como así lo CREES, así lo SIENTES, y como lo SIENTES… das por hecho que es REAL, ¿lógico no?… pues sí, tan lógico como peligroso.
Estos pensamientos forman parte del entramado de lo que el psicólogo italiano Giorgio Nardone ha denominado Psicotrampas, un concepto al que ya hice referencia en una entrada anterior en la que reflexionaba sobre la curiosa paradoja que se da cuando “a pesar de que pienso en positivo sigo encontrándome mal”, y un concepto en el que creo que merece la pena detenerse un poco más dado que el peligro de caer en una Psicotrampa es en el que todos y todas podemos caer en el algún momento.
.
¿Estoy aplicando la mejor estrategia?
“Solo cuando tuve pareja fui feliz”; “para completar mi vida necesito tener un hijo”; “todos los trabajos que he conseguido han sido por enchufes”; “cada vez que hago favores a los demás me siento bien conmigo mismo”; “siempre que he conseguido algo ha sido porque he trabajado duro y he sido disciplinado”;…
Giorgio Nardone nos presenta la Psicotrampa como una tentativa de solución, esto es, ante una circunstancia de mi vida trato de aplicar la mejor solución posible para restaurar mi equilibrio y/o sentirme bien. Normalmente, y basado en un principio de economía, si algo me funcionó en otro momento de mi vida (u observo que funciona a otras personas en mi entorno) trato de replicar esa misma solución.
Esta estrategia de aplicar la solución que en otros momentos de nuestra vida nos funcionó, o vemos que está funcionando en otras personas no es mala de por sí, es más, nos permite efectivamente economizar energías. Nuestro cerebro trabaja con “esquemas” y “guiones” de acciones que se activan automáticamente cuando percibimos una situación que es similar a otra anterior y a la que pudimos dar respuestas con esa serie de conductas que terminaron transformándose en una “receta”.
…ahora bien, ¿es esa “receta” la mejor solución para lo que ahora nos está pasando?
.
Generalizar no nos deja ver con nitidez la realidad
Si bien aplicar “recetas” que nos sirvieron en el pasado no es malo y nos permite ser más efectivos, tratar de aplicar siempre la misma estrategia acaba por ENQUISTAR esta solución, haciéndola reiterativa, redundante y finalmente inefectiva. Lo que nos funcionó se convierte ahora en una obsesión.
Cuando replicamos una y otra vez la misma solución estamos cayendo en la GENERALIZACIÓN, la cual nos fabrica una percepción distorsionada de la realidad, esto es: asumimos que la situación actual es idéntica a la anterior y obviamos los matices que la distinguen, la diferencia y la hacen única.
Lo que nos funcionó en el pasado, o le está funcionando a otras personas, son soluciones sanas y adaptativas en esos contextos y/o para esas personas, pero si las llevamos al extremo aplicándolas intensamente ante circunstancias similares la convertimos en una Psicotrampa nociva que nos conduce a un callejón sin salida, y como nos ilustra Giorgio Nardone acabamos por asumir “la condición de quien quiere echar abajo una pared a cabezazos y lo único que consigue es romperse la crisma”.
.
Tú no eres lo que fuiste, ni estás donde estuviste
…piénsalo bien. No somos los mismos que hace tres años, ni siquiera somos los mismos que hace tres días, ni biológica ni psicológicamente. A ver, entendamos esto con sentido común, no cuestiono tu esencia ni tu carácter, ni estoy confrontando tu “autenticidad”. Si lo piensas bien cada experiencia genera un poso que se acumula en nuestro repertorio de aprendizaje (la mayoría de las veces invisible e imperceptible), con cada minuto que pasa nuestro cuerpo sigue cambiando y no existe posibilidad de retroceso.
Ninguna situación es igual a la anterior. Ningún contexto es idéntico. La percepción engañosa de que podemos estar ante las mismas circunstancias nos distorsionan la realidad haciéndonos caer en la Psicotrampa de que soluciones que aplicamos anteriormente son igualmente válidas en este momento, algo que si bien funciona en muchas ocasiones, en muchas otras no… por mucho que las repitamos o nos aferremos a ellas.
Apreciar los matices, aceptar las diferencias de cada momento, tomar conciencia y aceptar que las personas que somos hoy no son las mismas que las personas que fuimos, y que las personas que somos hoy pudieran tener otras necesidades diferentes que las necesidades que tuvimos en el pasado.
Lo que nos llevó aquí, no necesariamente nos sirve para llegar allí. Lo que te funcionó antes es posible que no te funcione ahora. A veces es incómodo, hay que movilizar energías, levantarnos de nuestro “sofá mental” y mover el culo…, no es fácil, no es imposible.
.
El peligro de caer en una Psicotrampa es algo en lo que todos y todas podemos caer en algún momento de nuestra vida, todos somos susceptibles de fabricarnos nuestras particulares y singulares Psicotrampas basadas en aplicar con exceso lo que nos sirvió u obsesionarnos con lo que creemos que nos servir para hacernos felices y dichosos.
Eso sí, también podemos generar la capacidad de liberarnos de la Psicotrampa, el primer paso es identificarla, conocer su funcionamiento, cómo y cuándo la activamos y los efectos que nos está causando. Quizás el segundo paso sea conocernos y afrontar nuestro propio contexto personal, profesional, social,…, identificar nuestras necesidades actuales y la mejor manera de satisfacerla generando soluciones diferentes QUE NOS APORTEN VALOR Y NOS CAPITALICEN COMO PERSONAS.
.
- Esta entrada está inspirada y basada en los siguientes enlaces: Las Psicotrampas y el artículo “El psicólogo Giorgio Nardone nos alerta del peligro de las Psicotrampas”
- Para pronfundizar en el tema: Las Psicotrampas
- Sobre Giogio Nardone: su web y su referencia en wikipedia
- Imagen de cabecera: autor Toni Prats, aquí su web http://www.poemesvisuals.com/ y en enlace al sitio de la imagen.
.
0
Expresas muy bien algo que en realidad todos sabemos, pero que no somo capaces de manifestarlo tan lingüísticamente perfecto;, y es que, las soluciones dadas a problemas/obstáculos/etc, del pasado, pues ahora pueden o no funcionar, ya que el problema/obstáculo/etc, nunca puede ser el mismo, pues nosotros hemos cambiado.
“Procesos y aprendizajes” es el nombre perfecto para tu trabajo, querido David, pues yo, personalmente, aprendo a modificar/mejorar/optimizar muchos de mis procesos vitales. Gracias, otra vez.
Muchas gracias Inma!!
😉
@davidbarreda_db
Afirmativo, totalmente de acuerdo “No somos los mismos que hace tres años, ni siquiera somos los mismos que hace tres días, ni biológica ni psicológicamente, pero… ¿estamos preparados para entenderlo”.
Las presiones sociales y muy especialmente las familiares, llenas de amor y gobio provocan frustraciones impidiendo el normal desarrollo de la personalidad del joven y el miedo escénico a no haber alcanzado el objetivo prefijado, conlleva a una obligatoria aceptación de opiniones externas en aras de mantener una convivencia que se supedita ante la necesidad de subsistir, y es ahí donde los padres, entorno próximo del joven deberíamos ser más inteligentes y menos ambiciosos y prepotentes, pues amparados en el “cariño” lo que estamos haciendo es impedir el desarrollo de nuestro “protegido”. Ante eso los jóvenes deben de romper las ligaduras emocionales o serán absorbidos por un sistema muy cruel que se basa en el “amor” inmenso de la superprotección que anula la personalidad.
Un joven evoluciona día a día y se nota año tras año, la adaptación al nuevo medio es objeto de su estudio permanente descubriendo quien es, donde está y a donde quiere dirigir su destino, y ya tiene bastante con los condicionamientos socioeconómicos que afectas al mercado laboral, como para que también tenga la presión familiar no controlada y, a veces, no razonada, pero ¿están preparados los padres?, ¿prestamos al atención debida a los hijos? ¿Cuándo nos desligamos de ellos?, ¿Cuándo pretendemos volver a llevarlos al carril que consideramos adecuado? Son preguntas que nunca nos hacemos porque el día a día nos absorbe y obliga a dirigir la atención hacia otros frentes mas prioritarios en ese momento, pero… luego llega la realidad y constatamos que habíamos olvidado mantener la necesaria convivencia familiar.
…me lo quedo!
Un abrazo Benito!
@davidbarreda_db