Dentro de la filosofía de Procesos y Aprendizaje está la de compartir, abrir espacios, colaboraciones, y generar sinergias enriquecedoras para todos.
Por eso, abrimos nuestra casa para que ‘gente valiosa’ nos cuente su valor y lo haga colectivo.
Hoy hemos invitado a Mónica Rueda, Trabajadora Social, Mediadora Familiar y Perito Social que nos habla de la Mediación como recurso y de las habilidades necesarias para sacarle el mejor partido..
Espero que lo disfrutéis!!
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El tamaño no importa
por Mónica Rueda Andrinal
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“Si tu llamas experiencias a tus dificultades y recuerdas que cada experiencia te ayuda a madurar, vas a crecer vigoroso y feliz, no importa cuán adversas parezcan las circunstancias” Henry Miller
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Yo creo que no importa el tamaño de la montaña, así sea un 8.000, si se tiene motivación, las herramientas adecuadas y las habilidades necesarias para llegar a la cima, superando los obstáculos que desde abajo nos parecían insalvables.
Los conflictos son inevitables en las relaciones sociales, en nuestro día a día pueden surgir problemas y desacuerdos que generan tensión y nos producen malestar, algunos nos parecen tan cuesta arriba como escalar una montaña. Estas situaciones podemos afrontarlas de muy diferentes maneras y dependiendo de la actitud que tomemos frente a los conflictos podremos resolverlo de forma más o menos satisfactoria. ¿Intentamos la escalada para lograr la cima o damos un rodeo y nos olvidamos de nuestra meta? Dependerá de la motivación, de nuestra implicación emocional y personal en el conflicto, en definitiva, de nuestras ganas por solucionarlo.
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Distinta percepción, mochila cargada
Cada uno tenemos una visión diferente de lo que ocurre, no tenemos la misma percepción sobre ello y en consecuencia lo interpretamos de manera distinta. Los malentendidos están a la orden del día y las emociones que no han sido gestionadas de modo adecuado hacen acto de presencia con intensidad. No debemos negar nuestras emociones, es importante expresarlas aprendiendo a canalizarlas positivamente respetando de igual modo las emociones de los otros.
Cuando nos disponemos a escalar aquella montaña no se nos ocurre ir con las manos vacías sino que preparamos en nuestra mochila todos los materiales que pensamos que vamos a necesitar: cuerdas, crampones, piolet, mosquetones, etc. Del mismo modo, para hacernos cargo de nuestros problemas es importante conocer herramientas adecuadas para gestionar los conflictos, esas habilidades que nos pueden permitir buscar la mejor solución. Y aquí pienso que el tamaño si importa, cuantas más habilidades tengamos para hacerlo de manera positiva y eficaz, mejores resultados obtendremos.
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Habilidades para resolver conflictos
Del mismo modo que no escalaríamos una montaña a lo loco sin haber entrenado antes, para resolver conflictos podemos entrenar nuestras habilidades. Voy a resaltar unos puntos que creo importantes a la hora de gestionar nuestros conflictos:
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Comunicación: Una mala comunicación puede ser la causa de muchos conflictos, de ahí la importancia de la comunicación en su resolución. Si la comunicación está deteriorada no permite avanzar, imagina que la cuerda que vas a utilizar para la escalada está enredada, procedemos a desenredarla y colocarla como sea necesario en primer lugar. Considero que en la comunicación debemos hacer lo mismo, tratar de deshacer el enredo. Existen tres estilos de comunicación que se diferencian en la actitud mostrada hacia el interlocutor:
- Comunicación pasiva, las personas no son capaces de expresar abiertamente sus opiniones, pensamientos, sentimientos.
- Comunicación agresiva, personas que defienden sus derechos individuales sin tener en cuenta al resto.
- Comunicación asertiva, se expresa claramente los deseos, opiniones y sentimientos respetando al resto.
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La asertividad es expresar de forma clara y consciente las opiniones, deseos y necesidades propias a otra persona siendo respetuoso de igual modo con sus puntos de vista. Permite decir lo que uno piensa actuando en consecuencia, defendiendo los propios derechos, intereses y necesidades sin agredir ni ofender a nadie.
¿Cómo podemos ser asertivos? Además de defendiendo nuestros derechos, escuchando activamente y empatizando.
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Escucha activa: es imprescindible para una comunicación eficaz. Normalmente no escuchamos sino que estamos esperando que nos llegue el turno de hablar, en cambio la escucha activa significa escuchar y entender la comunicación desde el punto de vista del que habla, valorar lo que nos dicen prestando atención. Sirve para que la otra persona se sienta escuchada y se incrementa la motivación, reduce la tensión y la diferencia de apreciación, ayuda a tomar mejores decisiones, crea un clima de confianza y cercanía facilitando la comprensión.
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En cuanto a la empatía leí una vez una definición que me llamó la atención, decía que se refiere a la habilidad cognitiva de una persona para comprender el universo emocional de otra. Es una capacidad que nos ayuda a comprender los sentimientos de los otros, de ponerse en su lugar, comprender su punto de vista y sus opiniones libre de prejuicios.
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El recurso de la mediación
Si no disponemos de recursos propios para gestionar los conflictos de manera adecuada o después de haber intentado solucionarlo por nosotros mismos hemos visto la imposibilidad de conseguirlo, podemos plantearnos acudir a mediación pues es una forma efectiva de gestionar y resolver conflictos en diferentes ámbitos. La mediación es un sistema cooperativo de gestión y resolución de conflictos. Es un proceso flexible, voluntario y confidencial en el que el mediador facilita la comunicación entre las partes y mediante las técnicas adecuadas fomenta que sean ellos mismos los que busquen soluciones a esos conflictos. Y de este modo, retomando el diálogo, logren acuerdos satisfactorios para ambas partes.
El mediador, cual sherpa en el conflicto sirve de guía, abre vías de comunicación perdidas, acompaña en el proceso, transporta diferentes herramientas que son necesarias para el camino, proporciona el oxígeno que en ocasiones parece faltar para poder llegar al destino. Pero son las partes las que deben recorrer su camino y trabajar para tratar de resolverlo por si mismas, pasando de la confrontación a la colaboración para alcanzar soluciones mutuamente satisfactorias.
Si conseguimos hacer cima y resolvemos el problema ¡genial!, bien merecido lo tenemos, si no es así también nos felicitamos pues hemos transformado un conflicto que parecía negativo en algo constructivo, hemos ganado puntos de vista que no habíamos contemplado antes y adquirido pautas que nos pueden servir para afrontar de manera efectiva futuros problemas.
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Autora de la entrada: Mónica Rueda Andrinal
Mónica es Trabajadora Social especializada en Mediación familiar. Buscando en todo momento aprender y avanzar, se embarca con energía en todo proyecto que ilusione y aporte nuevos horizontes. Apostando por el buen hacer profesional sigue en continua formación. Si quieres conocerla un poco más:
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Linkedin: https://es.linkedin.com/in/monicaruedaandrinal
Twitter: @MonicaRuedats
Blog: Te presto mis zapatillas
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El tamaño no importa
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