#citaciega
“…soplaba y soplaba,
y se ahogaba…”
‘Barquitos’, de Fátima M. Roldán
.
No hay cosa más puñetera que saber que tienes un montón de cosas que hacer y no saber qué es lo que hacer o, mejor dicho, por dónde empezar, con qué arrancar o cómo arrancar…
Es jodido, porque cuando sientes eso notas la presión de lo que deberías estar haciendo, que aunque no tenga nombre pesa, es escurridiza y el alimento perfecto de la ansiedad (a la que le encantan las cosas difusas e indeterminadas).
Te cuento esto porque precisamente a la hora de ponerme a escribir el post no terminaba de decidirme por ninguna idea. Es más, he empezado a escribir algo y después de más de media hora tecleando he borrado lo que tenía… me estaba dando cuenta de que el no tener una idea definida no me estaba llevando a ningún sitio y estaba divagando más de la cuenta. Un rollo.
…pero lo curioso es que esto ya lo sabía. Sé que cuando llega la hora de escribir ya tienes que tener decidido el tema, la idea central, qué es lo que quieres contar y dónde quieres llegar. Es verdad que luego el propio proceso creativo te lleva a un lado u otro, y que lo mismo acabas contando otra cosa… pero claro, eso fue posible porque al inicio tenía una hoja de ruta que me facilitó ese resultado.
.
Cuidar tus sistemas
Lo mismo te estás preguntando que si ya sabía que esto me podía pasar… por qué he dejado que me pasara…
…pues porque este finde me lo he tomado de transición. He visto la posibilidad de reorganizar mi sistema de trabajo y no he perdido la ocasión. Esto quiere decir que llevo desde el viernes centrado en mí, en lo que tengo que hacer y en probar algunas herramientas nuevas. Para más señas, he pasado todos mis proyectos a la aplicación Facile Things, que es una herramienta para gestionar tu sistema de GTD (sistema de productividad personal).
A ver, no soy experto en GTD, ni domino el sistema al 100%, sé que no lo aplico a rajatabla, pero también sé lo mucho que me está ayudando, lo bien que me funciona, que esto se aprende y que la mejor forma de aprenderlo es poquito a poco.
Así que, después de casi dos años utilizando esta metodología y generando algunos hábitos, veía que el momento de probar esta aplicación ya había llegado.
…con lo que ha sido un fin de semana de “puesta a punto”, de recolocar las cosas y de ganar en perspectiva… así que en todo momento fui consciente de que no tenía tema para este post, de que esto podría ser problemático a la hora de realizar esta tarea, pero prefería invertir mi tiempo y energía en poner a punto mi sistema y afrontar las consecuencias. Sin más.
.
Dueños de nuestras decisiones
Hace tiempo que me di cuenta de la importancia de saber no solo lo que hago, si no cómo lo hago… y qué pasaba mientras lo hacía, cómo me sentía, qué ocurría con mi motivación a la hora de afrontar algunos retos y por qué algunas cosas me costaban más que otras.
Esto es importante, sobre todo cuando trabajas por cuenta propia, algo que, si bien no te hace dueño de tu tiempo, sí te hace dueño de tus decisiones, y creo que aquí está la clave.
…y entre las decisiones más importantes que podemos tomar, sin duda está la elección de la forma en la que ‘haces lo que tienes que hacer’. Somos el resultado de nuestras decisiones y en este sentido, el cómo decidimos nuestra manera de trabajar es determinante en el rumbo de nuestras acciones y proyectos.
…así, invertir tiempo en diseñar tus días, en pensar la gestión de tus proyectos, tus futuras acciones y si todo esto está alineado con tus propósitos… es una inversión necesaria, nos permite ajustar nuestro foco y ganar en efectividad y eficiencia.
.
5 aprendizajes
En todos estos meses, ser un aprendiz de GTD me ha aportado muchas cosas. Lo de aprendiz es intencionado porque, insisto, aún no tengo el rigor del experto en aplicar la metodología al 100%, ni tengo integrados muchos de sus conceptos. No obstante, este “aprendizaje en marcha”, desde muy pronto, me generó importantes retornos, entre los más significativos estos aprendizajes que hoy comparto contigo:
Primero: aceptar que hay más cosas que hacer que tiempo para hacerlas. Algo que me ha quitado mucho estrés, que no me ha servido de excusa, y que me ha permitido hacer una mejor gestión de mis compromisos. Te sientes bien con lo que haces y con lo que no haces (porque has sido precisamente tú quien ha decidido no hacerlo).
Segundo: saber dónde está cada cosa elimina estrés. Esto es, aceptando que hay más cosas que tiempo para hacerlas, saber en qué punto está cada cosa en la que participas te aporta una curiosa sensación de control. Sabes que no vas a llegar a todos los frentes al mismo tiempo, pero también sabes en que todos los frentes están atendidos (actualizados y revisados).
Tercero: los hábitos configuran lo que somos. Esto es, generar determinados hábitos (por ejemplo, dedicar un tiempo a la semana a revisar cómo va todo y qué decisiones voy a tomar sobre cada proyecto) termina aportándote una capacidad de acción inteligente (esto es, no vas apagando más fuegos que los imprescindibles y te centras en lo importante, porque ya lo has pensado y decidido previamente).
Cuarto: no podemos gestionar el tiempo, pero sí gestionar nuestra atención. Para un tipo disperso como yo, esto ha sido “oro puro”. Esto es, y como dice José Miguel Bolívar “la gestión de la atención en el trabajo del conocimiento está directamente relacionada con nuestra eficiencia” (cita del libro). Gestionar la atención te lleva a focalizarte en el estímulo adecuado en el momento adecuado, a eliminar distractores y por tanto… a tardar menos en hacer lo que hay que hacer, ganando en calidad y eficiencia.
Quinto: ponerles nombre a las cosas. Cuando previamente le has puesto nombre y apellidos a cada acción… ocurre lo que te contaba al principio con el post, te sientas y solo tienes que ponerte a escribir. De lo contrario, cuando tengas que hacer algo no podrás empezar, primero tendrás que pararte a pensar qué es lo que quieres hacer, en qué contexto te encuentras, si tienes el tiempo y los recursos necesarios para ello en ese momento, si tienes ganas… en fin, que cuando te vas a poner ya estás agotado… en cambio, si determinas un momento previo para pensarlo todo… cuando llegue la hora de ponerse manos a la obra estarás en plena disposición de hacerlo.
.
Bueno, son las cinco cosas que ahora se me han ocurrido sobre mi experiencia a día de hoy con GTD. Seguro que habrá muchas más, pero son las que se me ocurren a principios de una semana en la que me estreno con Facile Things… en busca de mi productividad.
.
2
Me ha gustado mucho leer tu post, David. Me ha hecho recordar sensaciones ya lejanas 😉
Tu actitud es impecable. La que siempre he recomendado y la que seguimos recomendando en nuestros cursos de GTD: humildad, paciencia, perseverancia… La productividad personal es un camino de aprendizaje que dura toda la vida. Yo, después de 13 años de uso y 7 explicando el método, sigo aprendiendo…
Nada más. Mi más sincera enhorabuena por tu compromiso y evidente progreso y mis mejores deseos para que sigas disfrutando de todo lo que aporta GTD.
Un fuerte abrazo!
JM
Amigo…
…te puedo asegurar que no es una cuestión de humildad… es que me veo muy muy muy en pañales con esto… pero ¿sabes lo que pasa?, que noto que la inversión merece la pena, en muchos sentidos… que esto sirve, ayuda, te enfoca, y es efectivo.
… en fin, ya te iré contando. De momento, esta semana estoy como un niño con zapatos nuevos, estrenando Facile.
Un abrazo!
d.
Muy útil e interesante!!
Gracias Marián!
😉
Muy interesante, gracias David.
Gracias a ti Mayte!