Cuando se habla de la gestión de la marca propia se habla de generar visibilidad y posicionamiento, ser conocido y recordado, generar una percepción inolvidable de quién eres, del valor que aportas y de lo que te hace diferente.
Hasta aquí bien. Perfecto, lo compro y nos ponemos a ello.
Además se habla, y ‘parece’ que se tiene asumido, que la ‘marca personal’ es ’emocional’…, claro, si no fuera así no sería efectiva, ni dejaría huella de ningún tipo. ¿Pero qué quiere decir que la marca personal sea emocional?
Por un lado creo que se está dando por hecho algo que no siempre ocurre: la emocionalidad en la gestión de la marca personal (algo de lo que hablaré en otros post, porque es un tema que me fascina y algo que creo que no termina de abordarse de una manera profunda a la vez que práctica). Por otro lado, tengo la sensación de que ‘obsesionados’ con nuestro posicionamiento y aferrados a nuestra propuesta (porque la hemos trabajado y nos la creemos hasta la médula) en el camino se van desgastando sin darnos cuenta algunas actitudes sociales y emocionales básicas que nos hacen un agujero por el que perdemos solidez a la hora de presentarnos a los demás.
Decir que la marca personal es emocional, o que somos seres emocionales es una redundancia en sí mismo. Es como decir que las personas tenemos dos piernas y dos manos, pero resaltando la obviedad no se soluciona nada, y es que lo mismo esas dos piernas no nos están llevando a ningún sitio y con esas manos estamos siendo algo torpes en su manejo.
Que seas emocional no significa que seas inteligentemente emocional.
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¿Eres único o te lo haces?
Si realmente te crees que la Marca Personal consiste en dejar una huella imborrable y positiva en los demás, haciéndote un hueco en la mente de los otros para que te elijan como opción preferente… si la marca personal consiste en eso, entonces, o sabes conectar a un nivel emocional con quien tienes delante o tu recuerdo no se agarrará a las neuronas de nadie.
¿Y cómo se hace eso?
¿Siendo tú mismo? ¿Siendo auténtico?… pues no, no es suficiente, para mí no, para mí esto no es suficiente. ¿Es necesario? Sí, ¿Es suficiente?, ni de coña. (Reconozco que este es un tema que me empieza a sacar un poco de quicio).
Para conectar emocionalmente con los demás no es suficiente que presentes tu lado más auténtico, tu lado más original, innovador y creativo, para conectar a un nivel emocional no basta solo con sacar todo tu repertorio de actitudes y conductas que te hacen especial y único. Sí, es verdad que así puedes crear algo de arraigo… pero si no, lo mismo incluso generas el efecto contrario en forma de decepción sorda y latente.
Para posicionar tu lado más auténtico, tu esencia en los demás solo hay una manera: darle visibilidad al que tienes delante cuando lo tienes delante, darle presencia a la otra persona cuando estás con ella, hacerla sentir especial y única, y capitalizar los momentos en los que estás con alguien… bien sean dos horas, bien sean dos minutos… es seductor, es auténtico y es inolvidable.
Cuando le das visibilidad y presencia a la persona con quien interactúas la sacas del anonimato y la conviertes en alguien especial en ese justo momento, y oye, eso genera una conexión tan chula en quien tienes delante que hará que como mínimo un par de sus neuronas se abracen para agradecerlo y ese abrazo neuronal es lo que deja la marca imborrable.
No hay que forzar nada, es mucho más sencillo de lo que parece, es llamar a la persona por su nombre, es dedicarle un par de minutos, es preocuparte naturalmente por ella, es mantener el contacto visual, es responder con una sonrisa, pero no con una de esas sonrisas genéricas que tan bien te salen… no, es una sonrisa de “me alegro de verte”, de “cómo estás”, de “AHORA ESTOY CONTIGO”. No es cuestión de tiempo, es cuestión de calidad, una calidad humana y valiosa.
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El liderazgo de tu marca te lo dan los demás, pero lo facilitas tú
Si la Marca Personal es inherentemente relacional, porque implica “la percepción que dejamos en los otros”, tiene un funcionamiento similiar al del liderazgo: siempre es en relación a los demás, otorga autoridad, y tiene que ver con movilizar en un sentido u otro.
Así, siendo una de las características más potentes del liderazgo el darle visibilidad a los demás, es necesario en el desarrollo de nuestra marca sacar del anonimato a aquellas personas con quienes interactuamos, dándole su espacio, único y exclusivo.
Darle presencia a la otra persona es una forma de cumplir el propio compromiso que tenemos con nuestra marca, y cada vez que cumplimos un compromiso con los demás aportamos seguridad a las personas, y la seguridad es el alimento de la confianza, y la confianza es la piedra angular de nuestra marca personal.
No tienen ningún sentido que quieras generar visibilidad sobre tus competencias si lo que estás generando es la invisibilidad de las personas con quienes interactúas.
A veces es una sencilla cuestión de cortesía, otras veces es un acto de inteligencia social, y siempre eleva el potencial seductor de una marca ESTAR PRESENTE CON QUIEN TIENES DELANTE.
No te engañes, o que no te engañen, o generas la visibilidad de los demás o generarás expectativas vacías y devaluadas.
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Gestionar tu Marca Personal = Dar visibilidad a los demás
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