#citaciega
“…cuando se dio cuenta que llevaba
días andando en círculos,
al menos, se sintió algo menos perdido…»
»El onanista redundante», de Fátima M. Roldán
.
Ayer nos centramos en la parte de «autoconocimiento» dentro de un proceso de Personal Branding, ahora toca pasar a la siguiente fase, la del diseño y puesta en marcha de nuestra «estrategia»…
…y es que…
.
Sin estrategia, tampoco… hay paraíso
Una vez que tenemos la despensa bien inventariada toca ponerse a cocinar… elaborar el mejor menú posible con los elementos que tenemos y el contexto en el que nos encontramos… en esta fase también podemos caer en bloqueos, despistes y movidas que nos dispersan…
Algunas variables a considerar en este sentido…
.
Olvidarse de la estrategia
Olvidarte de esta parte… y ponerte directamente con la visibilidad. Ocurre con demasiada frecuencia, esto es, tras el ‘momento autoconocimiento’ nos entra la prisa y nos ponemos como locos a dispararnos públicamente en todas direcciones… pensando que ya tenemos suficiente con lo que hemos descubierto.
Sugerencia: recuerda “no hay viento favorable para quien no sabe dónde ir”, corres el peligro de gastar mucha energía sin tener dirección alguna, lo que puede agotar tu proceso de forma prematura e inefectiva. En este sentido, lo mejor que puedes hacer es pausar tus momentos de trabajo personal, abrir espacios que te permitan oxigenar los momentos. ¡PARA! …y evita caer en la trampa del “resultadismo inmediato” o todo lo anterior no habrá valido para nada. Recuerda que el diseño de tu estrategia es una forma de inversión.
.
No empatizar
No empatizar. Esto es, convertir tu proceso de Personal Branding en un proyecto “demasiado personal” hasta el punto de que tu propuesta es estéril en cuanto al valor que genera. A veces por un puntito de soberbia, otras por puro despiste vital de ‘ir a mi rollo’, otras por que nos cegamos con nuestro propio patrimonio competencial, o por simple comodidad… terminamos diseñando una estrategia de posicionamiento que no tiene en cuenta dónde puede encajar.
Sugerencia: es clave definir a quién nos dirigimos, pero no quedarnos únicamente con describir cuál pudiera ser nuestro público objetivo, además, necesitamos conocer qué piensan de las cosas, qué ven desde su posición, qué oyen, que sienten, qué dicen y hacen, cuáles son sus temores, cuáles son sus fuentes de alegría y satisfacción… esto es, elabora un mapa de empatía que nos permitirá sin duda enfocar adecuadamente nuestras competencias. En mi opinión, el ‘mapa de empatía’ es una de las herramientas más útiles y versátiles que he conocido en los últimos años.
.
Empatizar demasiado
Empatizar demasiado. Se puede dar cuando tenemos las necesidades de los demás más presente que nuestra capacidad para responder a ellas.
Hemos empatizado demasiado, los demás no solo están en el centro sino que lo han absorbido todo… es cuando empezamos a querer abarcar más de lo que nuestra capacidad de respuesta puede dar, queremos salvar el mundo y empezamos a agobiarnos porque tomamos conciencia de que no llegamos… y lo más crítico, en ocasiones podemos llegar a forzar nuestras competencias para dar solución a los problemas de los demás, como si tuviéramos un destornillador en nuestra caja de herramientas y lo quisiéramos utilizar para clavar clavos (que es lo que necesita el cliente)…
Sugerencia: enfócate. Cruza tus competencias con las necesidades abiertas que tengan tus posibles clientes, compradores o empleadores… y define tu margen de maniobra con ellos. Y ojo, no manipules tus competencias para dar respuestas a los demás, o dicho de otra forma… no te comprometas a aquello a lo que no sabes si vas a poder llegar.
.
Una buena idea con pocas salidas
Una buena idea que nadie te compra. Otra de las situaciones más frustrantes que pueden darse es sentirse preparado, competente, útil, con proyecto y propósito… y observar cómo no se obtienen resultados. Bien es cierto que las estrategias de posicionamiento profesional requieren su tiempo ¿pero qué pasa cuando los meses avanzan y no obtengo retornos?.
Sugerencia: Además de revisar nuestra estrategia de visibilidad y posicionamiento, entiendo que es clave reconsiderar si nuestra propuesta de valor se traduce claramente para los demás en la obtención de una serie de beneficios o problemas resueltos, esto es, si los demás pueden leer claramente de lo que ofrecemos aquellas necesidades que les van a resultar satisfechas. Tampoco estaría mal plantearnos si los demás están dispuestos a pagar lo que ofrecemos, bien porque puedan o porque quieran.
.
Sensación de vendernos
Sensación de vendernos. Uno de los puntos críticos para muchas personas es no querer convertirse en un producto. No queremos vendernos, y aunque se nos ha explicado una y mil veces por los expertos de Marca Personal que esto no va de ‘venderse’ (vendemos lo que hacemos, no a nosotros)… el Personal Branding arrastra ese estigma, muchas veces alimentado por comportamientos y estrategias absolutamente mercantilistas (como ya comenté en el primer post de esta serie).
Sugerencia: en primer lugar, considera que tienes derecho a ponerte en valor y a que los demás conozcan lo que haces y ofreces, y que NO HAY NADA MALO EN ELLO; en segundo lugar, enfócate en lo importante, esto es, en las acciones que le dan sustancia a tu propuesta de valor (el trato real y directo con el cliente o empleador, tu ejecución profesional, la entrega estratégica de muestras de tu trabajo, las formas a la hora de relacionarte, tu capacidad de crear y compartir lo que haces, terminar adecuadamente las cosas, cumplir con lo que dices, no generar expectativas, dejar que tus acciones hablen por ti, trabajar con rigor aunque te dediques a animar fiestas de cumpleaños,…), en definitiva, que tu mejor estrategia de marketing sea tu manera de hacer las cosas. Enfócate en el hacer más que en el vender.
.
Imitar
Otro problema y una tendencia terrible es eso de “si funciona, cópialo”. Solución facilona para mantener el globo en el aire pero que delata una falta de creatividad y capacidad de respuesta.
Una cosa es tener referentes y otra cosa es convertirte en una copia de ellos, que incluso puede rozar lo delictivo cuando te apropias de contenidos y creaciones ajenas.
Es curioso, alguien ve a alguien (referente) hacer algo y supone que eso es lo que se debe hacer… y lo hace, sin pensarlo, digerirlo o reflexionar si encaja o es bueno para su propia estrategia de Personal Branding (quizás porque no se tenga estrategia, claro).
Sugerencia: ten capacidad de autocrítica explícita (practica la auto-honestidad, aunque sea incómoda); cultiva tu creatividad y atrévete a salirte del rebaño; practica de vez en cuando el ‘dejar de hacer lo que se supone que debo hacer’; identifica qué retornos te están generando estas acciones replicadas de otros referentes; reconoce tus carencias… regresa a la fase de autoconocimiento (sobre todo revisa tus creencias y autoestima) y rediseña tu propuesta de valor.
.
Mañana, cerramos el círculo
….y tras el autoconocimiento de ayer y la estrategia de hoy, mañana cerramos la serie con el foco en la ‘presencia’
.
.
Por cierto… ya estamos calentando motores para el #EKHuelva19
¿Te animas? …puedes sacar tu entrada en momotickets.com
.
1 comentario