#citaciega
“…era muy difícil jugar
con el resultado en contra,
así que se olvidó del marcador y se puso a hacer lo que sabía…”
‘La campeona del mundo’, de Fátima M. Roldán
.
Escribo este post confesando que soy de los que prefieren tener la atención en el proceso más que en los resultados… quizás, porque entienda que uno de los mayores distractores para conseguir un determinado resultado sea precisamente la “expectativa de ese resultado” …
…me explico, imagínate que estás conduciendo con la cabeza en el destino, olvidándote de la carretera, sus curvas, sus circunstancias e incluso de conducir de la mejor manera posible… solo piensas en llegar y es lo único que puedes ver…
…de esta forma, la atención que pones en la conducción es solo una ilusión, es más, te estás comiendo el presente necesario para llegar al futuro deseado… y lo normal, en este caso, es que tarde o temprano termines descarrilando.
.
Lo que no podemos garantizar
Otra de las razones por las que prefiero tener la atención en el proceso es porque considero que sobre el proceso me puedo apoyar mientras avanzo, en cambio, sobre el resultado no, eso es algo que no aún no existe y sobre lo que no tenemos certezas …
…y es que, tenemos las mismas garantías absolutas de adivinar el futuro que de conseguir un determinado resultado… piénsalo bien… no tienes ni idea de qué es lo que va a ocurrir en la siguiente media hora, ni siquiera de dónde vas a estar… solo tienes una suposición de lo que ocurrirá o de dónde estarás… pero en ningún caso podrás garantizarlo al 100 %… visto así, no podemos tener garantías absolutas de ningún resultado…
…de hecho, en muchas ocasiones mantener la atención en el “resultado” genera cierta angustia mental ya que no terminamos de obtener respuestas concluyentes sobre si merecerá la pena o no la inversión de tiempo y energía necesaria para ¿llegar? a ese resultado.
.
Lo que sí podemos garantizar
Ahora bien, sobre lo que sí tengo garantías es sobre la gestión del proceso que me acercará al resultado. Sobre eso sí, porque tiene que ver conmigo, mis recursos y mis decisiones presentes. Sobre eso sí puedo apoyarme, sobre esa gestión propia que tiene que ver directamente con mis siguientes pasos.
Está claro que, al involucrarme en un reto, sea del tipo de que sea, soy yo quien hago realidad el proceso, y es desde ahí, desde donde puedo calibrar los retornos que vaya obteniendo, rectificar el siguiente paso e incluso conseguir que todo este camino pueda ser nutritivo y enriquecedor…
…sobre esto sí tengo capacidad de acción directa… convirtiéndose el resultado, por tanto, en la consecuencia del proceso.
.
El resultado necesario
Ahora bien… no le voy a dar la vuelta a la tortilla, pero me quiero poner en el otro lado… en un punto distinto pero necesariamente complementario a los párrafos anteriores… te juro que no lo hago con la idea de marearte o sacarte de quicio, pero es que, de una forma u otra, no podemos negar que necesitamos resultados.
Y es que, por muy enriquecedor y noble que sea el proceso, éste no suele ser suficiente para alimentar la satisfacción si no se tiene claro a qué se está llegando y cuál es el retorno que estamos recibiendo…
…a ver, que sí, que ya lo he dicho antes… que los retornos en forma de ‘aprendizajes’ y ‘experiencias’ son fantásticos y muy capitalizadores, pero incluso asumiendo estados profundos de Beta Permante o Aprendizaje Continuo, si no obtenemos resultados tangibles de nuestras inversiones… nuestra confianza en el proceso se verá amenazada, nuestro propósito cuestionado y nuestra competencia en entredicho.
Los resultados son necesarios.
.
Reconocer y premiar
La cultura buenista del esfuerzo permanente, que lo premia a pesar de no alcanzar resultados, puede ser muy peligrosa… ya que puede terminar consolidando la idea de que “si no alcanzamos los resultados, tampoco es un drama, y no pasa nada…”, es una forma muy simplona pero muy efectiva de atontar a las personas y a las organizaciones…
…pero ojo, porque la clave de una mentalidad de crecimiento se basa en el proceso…por ello, me parece VITAL que se reconozca, se estimule, se agradezca, se facilite y se ponga en valor el esfuerzo… este es el motor…
… y que, si hay que premiar algo, que sea el resultado.
Si reconocemos y ponemos en valor el esfuerzo invertido en el proceso, nos acercaremos al resultado con mayor confianza, y en el mejor de los casos alineando nuestras acciones con nuestros propósitos. Si más tarde, premiamos el resultado obtenido, estamos estimulando la obtención de estos.
Si premiamos el esfuerzo, a pesar de los resultados, estamos restando importancia al sentido final de lo que hacemos.
Si premiamos el resultado, sin valorar el proceso, estaremos estimulando un sistema de acción competitivo y vampírico que engullirá a medio plazo a la persona y la pondrá al servicio de los números finales.
Clave: reconocer y poner en valor el proceso, premiar el resultado.
.
El resultado valioso
En definitiva, la atención en el proceso y el foco en el resultado.
Tener claro al inicio el resultado que se desea nos marca la dirección que necesitamos tomar. Pero, además, si este resultado está específicamente definido tendrá más posibilidades de activar las acciones siguientes, unas acciones que serán entonces más fáciles de determinar.
Y no cabe duda de que con las acciones adecuadas, concretas y viables estaremos en mejores condiciones de gestionar de una manera más efectiva nuestra atención sobre lo que toca hacer en cada momento.
…además de que, con un resultado en mente, específico y explícito, el nivel de compromiso es mayor.
Quizás, así, el resultado más valioso es el que nos pone en marcha desde el principio, aunque solo sea una mera expectativa.
.
Viaje infinito
Me gusta mantener la atención en el proceso, donde realmente ocurren las cosas… pero necesito la perspectiva del resultado que, en definitiva, nos da las referencias necesarias al inicio y al final del camino…
…insisto, es como cuando conducimos…. cuando conducimos no vemos el final del trayecto, pero sabemos que el destino existe. Solo vemos los metros siguientes, que es donde nos tenemos que centrar…
…sabemos hacia dónde vamos, tenemos la idea clara del destino y fijamos la dirección adecuada.
El final, entonces, se convierte en una referencia necesaria para no terminar deambulando y quemando gasolina sin sentido.
Pero es solo eso, una referencia que, en el mejor de los casos… se convertirá en una consecuencia de haber conducido bien… como si cada resultado fuera el final de un viaje infinito.
.
[“fin de un viaje infinito” es también el nombre de uno de los trabajos de Xoel López, Deluxe, en el que se incluía esta canción que te dejo… aquí la canta con Amaral en una versión muy chula…]
.
.
Yo también creo que la obsesión con los objetivos nos distrae de lo importante, que es asegurarnos de estar haciendo lo que hay que hacer para conseguir lo que queremos conseguir. En mi experiencia, prestar atención a la tendencia – o al proceso – es una forma de comportamiento mucho más efectiva. ¿Por qué no se hace? Porque poner objetivos es muy fácil, ya que te los inventas. Por el contrario analizar tendencias, valorarlas, probar cosas distintas, es decir, experimentar con el proceso, requiere trabajar de verdad.
Un abrazo!
JM
…gracias por el comentario, José Miguel…. un complemento perfecto al post.
Totalmente alineado con lo que comentas.
Abrazo!
d.