#citaciega
“Siempre hacia lo mismo,
obteniendo los mismos buenos resultados. Y continuó…”
De Las rutinas poderosas, Fátima M. Roldán.
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Me he llevado unos días metido en un convento. Concretamente en el antiguo convento de La Merced en Osuna (Sevilla), donde actualmente se encuentra la sede de la Escuela Andaluza de Economía Social, con quienes tengo el placer de colaborar habitualmente.
Han sido unas jornadas en las que he trabajado con varios grupos de España y Latinoamérica la gestión de las relaciones y el proceso mediante el que un individuo pasa a integrarse en un grupo, el grupo se constituye en equipo, y ese equipo se capitaliza con un proyecto, asociándose y generando un compromiso.
Casi siempre que desarrollo una formación o un proceso de este tipo me llama la atención algo diferente, aunque trabaje el mismo tema. Está guay, me hace sentir muy vivo. Esta vez le ha tocado el turno a la “autodisciplina”, palabra que no me he quitado de la cabeza aún abordando cuestiones grupales y colectivas…
…y es que me resulta curioso como un concepto individual, personal e intransferible, es pieza esencial para que un equipo de personas funcionen de manera efectiva…
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Disciplina
Tengo la necesidad de aclarar en primer lugar que la disciplina, para mí, en este contexto que te hablo, es un concepto que no tiene connotaciones de rigidez militar, ni de colegio inglés, ni la visualizo como estar sentado en una dura silla de madera durante mucho tiempo… voy más allá, ni siquiera la concibo como una obligación.
Para mí la disciplina es un compromiso. Una forma de compromiso que no es puntual, que es continua. Un compromiso constante y sostenido con algo.
Y no nos engañemos, aunque se parezca, no es lo mismo “obligación” que “compromiso”. Las dos cosas pueden ser IGUAL de agradables, pesadas, divertidas, apasionantes, aburridas, o lo que quieras… pero la latencia de la primera es forzada y la segunda (aunque a veces no lo parezca) es elegida.
Las motivaciones que haya detrás de ese compromiso es otra cosa, y no voy a entrar en ellas, aunque son esenciales. Los motivos por los que una persona decidirá suscribir un determinado compromiso marcará, probablemente, la fortaleza, la salud y la continuidad del mismo.
La disciplina, por tanto, en este contexto, es una manifestación de un compromiso que decides suscribir.
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Autodisciplina
Una de las definiciones de compromiso que más me gusta es aquella que lo describe como la conexión de una persona con sus actos. Me resulta inspirador. Es genial porque identifica lo que haces con lo que eres, dejando fuera ‘suposiciones’ e ‘intenciones’.
Claro que no solo cuenta ‘lo que haces’, también cuenta (y mucho) el ‘cómo lo haces’, esto es, la actitud, que al fin y al cabo es la que marca la diferencia.
…por cierto, que cuando hablo de actitud no hablo de estar de buen rollo o de estar encabronado cuando haces algo. Hablo de la disposición para asumir lo que hay que hacer, te guste más o te guste menos, cuando entiendas que hay que hacerlo. Cuestión de madurez, autocontrol y proactividad.
Con todo esto, la ‘autodisciplina’ es una forma de compromiso con uno mismo. Un compromiso continuo, constante y sostenido… CON UNO MISMO.
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Honestidad
Cuando haces algo porque ese algo tiene un valor para ti, y además te comprometes con ello dándole continuidad a ese compromiso, generas autodisciplina y procedes honestamente contigo mismo.
La honestidad es un acto de justicia, y en este sentido, un auto de justicia hacia ti. Es brutal. No hay mayor acto de empoderamiento que ser justo con uno mismo, y no hay mayor grandeza que orientar esa justicia hacia acciones ‘humanamente ecológicas’, esto es, hacia esas acciones que no generan residuos, que mejoran el medio humano en el que vives y lo hacen más valioso.
La honestidad es una manifestación de la honradez, que en el mejor de los casos se apoya en la estructura de la integridad. Dicen que la integridad es hacer las cosas bien, aún cuando no te están mirando… la honestidad y la autodisciplina, en este sentido, casan bien. Muy bien.
…es una idea poderosa hoy en día, hacer lo que tienes que hacer, hacer lo correcto, aún cuando no te miran. Lo haces porque estás comprometido con ello…
…aunque inevitablemente los demás te observen y te lean… y eso tenga unas consecuencias (más que positivas)…
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Confianza
La confianza no se da. La confianza se genera. Y la mejor manera de generar confianza es dando seguridad.
Una persona autodisciplinada es una persona que mantiene la misma conducta con el objeto de su compromiso. Mantener la misma conducta, a ojos de los demás, genera cierta previsibilidad. Esa previsibilidad genera la seguridad de que se actuará de la misma manera. Esa seguridad genera confianza. Esa confianza es un VALOR.
…un valor para ti, un activo para tu autoestima y una palanca para quienes te acompañan.
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Por ejemplo, en un equipo…
Una de las cosas que más valoramos cuando trabajamos con otras personas es la confianza. Además, en un doble sentido. Necesitamos confiar en los demás para focalizarnos en lo que tenemos entre manos con comodidad y fluidez. Y necesitamos, al mismo tiempo, que los demás confíen en nosotros para desarrollar nuestro talento con la libertad y la perspectiva adecuada.
En un equipo, por ejemplo, se necesita de un objetivo común, de unas competencias complementarias, y una estrategia y responsabilidad compartida.
Considerando esto, la autodisciplina juega un papel esencial en la cohesión del equipo, la formación de su identidad y en los resultados que pretendan alcanzar.
La autodisciplina de cada uno de los miembros de un equipo con el propósito, los objetivos y la estrategia se configura como una manifestación del compromiso de la persona con el proyecto común y como una forma de asumir la cuota de responsabilidad que a cada uno le pertenece en ese proyecto colectivo…
…y ojo, ese compromiso solo se hará real cuando se haga tangible, y se hará tangible cuando aterrice en acciones necesarias, a veces de apariencia insignificante y otras de gran relevancia, a veces rutinarias y repetitivas y otras excepcionales… facturadas con disciplina, y con autodisciplina…
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…cuestión de confianza, seguridad y honestidad… todo ello sostenido en el tiempo, con continuidad, coherencia e integridad. Cuestión de autodisciplina. Pieza individual, clave, para el beneficio colectivo.
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bailarán si quieren bailar
por favor hermano arriésgate
tú sabes que ellos irán
por el camino que ellos quieran.
todos lo que sabemos
es que no sabemos qué es lo que va a pasar
por favor hermano, déjalo que así sea,
por otro lado, la vida no te permitirá entender
por qué todos formamos parte de un ‘plan maestro’
‘Masterplan’, Oasis
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Procesos y Aprendizaje
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El impacto de la autodisciplina en los demás
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