#citaciega
“…aunque nadie le leía la mente,
se le notaba todo lo que pensaba…”
De Me gusta como lo haces, Fátima M. Roldán
.
Hay sitios en los que te pagan lo mismo hagas lo que hagas. Vamos que si un mes estás a tope pues te pagan, y si otro mes no estás tan a tope, pues también te pagan (lo mismo). Es más, hay sitios en los que te pagan igual que al otro, aunque el otro haga más o menos que tú. En algunos sitios todo esto lo tienes que hacer con cuidado por si alguien se percata, y en otros tampoco tienes que esmerarte en camuflar tus esfuerzos y rendimientos.
Serán múltiples las variables que desencadenen una u otra conducta. No voy a entrar en ellas, probablemente los debates que se puedan abrir en este sentido son numerosos y la mayoría de ellos circulares, redundantes y aburridos (al menos para mí, ahora)… además, en estos temas se suele caer más en ‘justificar la propia conducta y/o reivindicarse’ que en debatir distintas posiciones.
…lo cierto es que la auténtica profesionalidad de cada uno va por dentro. Esto es, se diga lo que se diga, los hechos son los hechos y las actitudes son las actitudes, y tanto una cosa como otra se ve, se palpa, más allá de lo que uno diga.
.
Un descubrimiento… proteger mi profesionalidad (incluso de mí mismo)
Cuando empecé mi vida profesional entendía que tenía que hacer las cosas bien. Luego, te vas dando cuenta de que el hecho de hacer las cosas bien no es garantía de continuidad en ningún sitio (bueno, en casi ningún sitio). Eso para mí fue una movida descubrirlo. No entendía nada, y la verdad, se te abrían los argumentos para rendirte y vender tu profesionalidad solo para quien la valorara…
…claro que esta actitud se podía convertir en un boomerang. Esto es: si no me valoran lo que hago pues levanto el pie del acelerador, lo que significará que ajustaré mi rendimiento a lo que me valoren… pero al mismo tiempo… joder, estaré poniendo en cuestión mi profesionalidad. Era como convertirte en un rehén de tu sentido de la responsabilidad.
También estaba la opción de ‘dejar de jugar’, esto es, salirme de allí, pero claro, mientras, necesitaba esos trabajos… así que tuve que aprender a salvaguardar mi profesionalidad, por encima de que me sintiera valorado o no. En definitiva, siempre he considerado que era lo único que tenía (incluso antes de descubrir esto de la Marca Personal y tal). Creo que esta actitud me ha salvado el pellejo en más de una ocasión.
Por cierto, no siempre he conseguido mantenerme así de despierto, en ocasiones he sido malvado. No soy yo quien tirará la primera piedra.
.
Otro…. para quién trabajo
Otro descubrimiento que hice fue darme cuenta de “para quién” trabajaba. Recuerdo que durante unos años estuve trabajando para una entidad de formación, ya desaparecida. Allí había técnicos y técnicas buenísimos, curraban a tope, y otros que… bueno, también había otros…
Al principio me esforzaba por “presentar” resultados. Entre otras cosas porque te contrataban por cursos, esto es, entendiendo que si la cosa no iba bien, pues no te llamaban… algo de lo que te enterabas precisamente cuando te dabas cuenta de que no te llamaban. Una putada. En cambio, si la cosa iba bien, pues ‘probablemente’ te llamaran. Tampoco era seguro.
La verdad es que a mí me fue bien. Pero me frustraba mucho que al tratar de compartir con la parte técnica lo que hacía y cómo lo hacía, pues la verdad, tampoco resultaba ser lo más importante. Y como siempre me suele pasar con estos temas, al principio esto me causó mi crisis…
…hasta que me di cuenta que en realidad no trabajaba para aquella entidad. La entidad para la que trabajaba era un medio, esto es, me permitían hacer un trabajo que me apasionaba, me proporcionaban los recursos que necesitaba, y la falta de seguimiento de lo que hacía en la ‘república independiente de mi aula’ terminó proporcionándome una libertad infinita para hacer, deshacer, probar, crear… algo de lo que a día de hoy me sigo beneficiando, ya que terminé de consolidar la base de mi metodología como formador.
En fin… que yo trabajaba para mis alumnos y alumnas, me debía a ellos, me gustaba deberme a ellos. Cuando me di cuenta de todo esto, el sentimiento de libertad que se me generó fue flipante… literalmente volé, disfruté mucho y aún me emociono cuando paso cerca de aquel sitio… (literal).
.
…y el último… para qué trabajo
El último descubrimiento en este sentido ha sido el descubrir el “PARA QUÉ” trabajo. Esto es, el darle sentido a lo que hago profesionalmente. La sorpresa ha sido que este descubrimiento ha tenido mucho calado en mi vida del que pensaba en un principio, posiblemente porque nunca he tenido/tengo un trabajo fijo ‘como Dios manda’ (si es que el Altísimo dispone algo en este sentido), así que por mi bien, me he procurado no dejar esta cuestión de lado.
Lo que ha ocurrido es sencillo-complejo, me explico: sencillo, porque tenga un encargo profesional o no, (para los cuentajenados: tenga un contrato o no), trabajo, esto es, siempre tengo cosas que hacer para orientarme y dirigirme hacia mi propósito (algo que tarde o temprano acaba dando resultados). Complejo porque a veces pierdes el norte, te entran dudas, acojone, piensas que quizás el propósito sea otro, y eres consciente que con la experiencia y edad, el ‘para qué’ se va modelando. Mientras… ahí vamos y ocurren cosas.
Siempre se habla mucho de que el ‘para qué’ de las cosas es clave de motivación (= tener motivos para hacer algo), y ahí se queda… pero yo te animo a que le des cuerpo, ocurren cosas, hagas lo que hagas, trabajes en lo que trabajes. Solo necesitamos un poco de constancia y el alimento de la misma.
.
No quiero ponerme como ejemplo de profesionalidad… la verdad, me gustaría ser más perezoso, pero por ahora, no puedo permitírmelo, y sí, no soy del todo efectivo… quizás precisamente por eso esté escribiendo este post ahora… y es que hace un rato, preparando una presentación, me descubrí centrándome en detalles que pasarán desapercibidos, y me pregunté que por qué puñetas perdía el tiempo con esto, si no iba a afectar al resultado final, y me dije que lo hacía porque era cuestión de profesionalidad… y me dije que ‘un huevo’, que me dejara de tonterías y avanzara… y entonces seguí avanzando… echándome la bronca durante un rato porque volvía a caer en lo mismo… repitiéndome que eso no era ni profesionalidad, ni perfeccionismo, que eso era gilipollismo…
.
…en fin, que la profesionalidad va por dentro, solo cada uno la sabe ciertamente, la modela, la descubre, la echa a perder o la capitaliza… y el resto, lo quieras o no, dictaminarán por ti. Digas lo que digas. Cuestión de Marca (Personal).
.
.
.
Procesos y Aprendizaje
puedes seguirnos
en
FACEBOOK (de una manera diferente)
y
en
TWITTER (compartiendo caracteres)
—
La profesionalidad va por dentro
—
Imagen de PaulAuwehla vía Pixabay con licencia CC0 Public Domain
Deja un comentario