Muchas más veces de lo que creemos solemos tener las cosas más claras de como las percibimos.
Si alguien está preocupado por perder peso y le preguntas ‘qué es lo que tiene que hacer para perderlo’ te hará una lista de acciones que si bien las lleva a cabo le harán bajar unos kilos. Si una persona quiere mejorar su eficacia en el trabajo y utilizas las preguntas adecuadas es posible que te marque cuáles son los frentes que debe abordar. Si una persona está buscando empleo o quiere cambiar de ocupación y le preguntas ¿Qué deberías estar haciendo para conseguirlo que no estés haciendo ahora? es posible que su respuesta le aporte claves más que relevantes para iniciar una estrategia efectiva hacia esa meta.
…bien, entonces, si yo tengo las claves, ¿por qué no las activo?
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El Talento necesario para activar las claves necesarias
Paco Yuste, con quien me he formado en Coaching, en sus sesiones y en su libro Herramientas de Coaching Personal, da una definición de Talento que simplifica en una sencilla y valiosa fórmula que recoge todo su complejo mecanismo y nos ayuda a entenderlo:
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Talento = Inteligencia Emocional x Inteligencia Racional
Según esta propuesta, el Talento tiene dos apoyos, uno la Inteligencia Racional, que es precisamente la que responde a la pregunta ¿Qué es lo que tengo que hacer?, y que es el tipo de inteligencia que me da la lista de pasos a seguir o las estrategias adecuadas a mi contexto.
El otro apoyo es la Inteligencia Emocional, que es la que me da la actitud que sirve de gasolina necesaria para la acción. Puedes tener muy claro cuáles son los pasos hacia tu objetivo que si no te sientes con fuerzas no vas a dar ninguno; o imagínate que vives los obstáculos hacia tu meta como argumentos para abandonar y no como algo inherente y natural cuando abordamos cualquier reto; o si te ocurre que te distraes con cualquier cosa y siempre encuentras la mejor excusa para aplazar el siguiente paso hacia tu objetivo… fíjate, en todos estos casos conocemos lo que tenemos que hacer pero no lo hacemos, y la causa es básicamente emocional.
La Inteligencia Racional dibuja los escalones que me llevarán a la meta que me proponga, y la Inteligencia Emocional es la que me da las fuerzas para subirlos. Sin escaleras no voy a ningún sitio, pero con escalera y sin fuerzas tampoco llegaré muy lejos… siendo esta segunda opción mucho más frustrante porque te retrata inmóvil ante el camino que tú mismo has trazado.
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IE x IR: del dicho al hecho
La fórmula del Talento es intencionada, la Inteligencia Emocional multiplica a la Inteligencia Racional y no al contrario, como muy bien nos explica Paco Yuste, porque si fuera al contrario no se nos presentaría el conflicto de ¿por qué no hago lo que sé que tengo que hacer? y sencillamente pasaríamos efectivamente a a la acción sin más, pero no funcionamos como un reloj y el estado de ánimo nos condiciona más de lo que sabemos que nos condiciona, anidando en las raíces de nuestras intenciones y mediando en nuestras posiciones.
Ambos factores (Inteligencia Emocional e Inteligencia Racional) son necesarios…
(1) La ACTITUD SIN ACCIÓN nos agota, no contiene metas, estrategias que nos guíen o normas que nos den seguridad en nuestros pasos.
(2) Cuando tenemos ACTITUD necesitamos convertirla en motivación. Puedes sentirte genial, y estar emocionalmente a tope, que si no transformas ese estado de ánimo en motivación tus fuerzas se difuminarán en todas direcciones y en ninguna al mismo tiempo. A veces confundimos “estado de ánimo” con “motivación”, lo primero tiene que ver con “cómo te sientes” y lo segundo con “cuáles son tus motivos para ponerte en marcha”, no es lo mismo pero ambos se retroalimentan mutuamente.
(3) Sobre “cuáles son tus motivos para ponerte en marcha”, si te quedas en respuestas del tipo: ser feliz, sentirme realizado o realizada, estar en paz, etc., pues bien, está genial, son respuestas muy (importantes y muy) transversales, pero poco nos van a aportar a la hora de transformar nuestras intenciones en acciones… o pasamos a niveles mayores de concreción o nos quedaremos colgados en nuestros deseos.
(4) No dejes de tener en cuenta que la ACCIÓN SIN ACTITUD no contiene motivación, ni propósito que nos inspire a invertir nuestros esfuerzos, sería lo más parecido a dar pasos vacíos o robotizados.
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¿Y si no tengo tan claro “lo que tengo que hacer”?
…pues no te desgastes deambulando hacia ninguna parte y ponte en marcha para responder a esta pregunta. A veces será cuestión de conocer la técnica adecuada de lo que tengo entre manos, y otras de eliminar interferencias emocionales y sentimientos que me ahogan las iniciativas y no me dejan pensar con claridad.
Eres tú quien debe plantearse cuál de las dos patas del talento cojea y cuál hay que fortalecer ante cada propuesta que te hagas.
Por cierto, siempre te quedará la incertidumbre de si lo que has decidido hacer es lo correcto y lo que te llevará donde quieres, y es que… ya sabes, no tenemos garantías sobre el futuro, pero MEJOR UNA DECISIÓN QUE NINGUNA DECISIÓN.
Al final, quizás, la mejor opción será la que más valor te aporte en su propio desarrollo, o dicho de otra forma: como no tengo garantías de si la estrategia que elijo me llevará donde quiero, mejor entonces elegir la ruta “más nutritiva” que será la que presumiblemente más me aportará, más me enriquecerá y no por ello será precisamente la más cómoda y asequible a priori (esto es lo que los ‘modernos’ llaman ahora ‘salir de la zona de confort’).
Eso sí, no busques atajos, no los hay… cuando tienes que recorrer 20.000 kms, no le des muchas vueltas: son 20.000 kms. A ti te queda decidir por dónde los vas a hacer, pero gastar mucho tiempo (o dinero) ideando o buscando fórmulas para reducirlos te avocará a una parálisis permante; así que, como dice el proverbio chino: “todo camino de 20.000 kilómetros empieza siempre con un primer paso”.
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Si sé lo que tengo que hacer ¿Por qué no lo hago?
Quizás porque “lo que tengo que hacer” aún no se haya convertido en “lo que quiero hacer”, quizás sí de cabeza pero aún no de corazón, y la clave de la efectividad de los cambios está en su gestión emocional (no en su gestión racional).
…o quizás porque la motivación (los motivos que me mueven) no estén bien definidos…
…o quizás porque aún vea lejos “la ganancia” y tenga más presente “el esfuerzo” que tengo que emplear, (algo absolutamente razonable por cuanto el esfuerzo es inmediato y el beneficio además de estar lejos es aún incierto, y esto no es precisamente “muy motivante”…quizás sea, entonces, porque cada paso que doy no me aporta el valor necesario ni me hace crecer en ningún sentido)…
No sé, es una cuestión muy subjetiva y muy ajustada a cada persona, en su contexto y con sus propios retos. La verdad es que como siempre, con éstas entradas mi única intención es compartir reflexiones e incentivar las tuyas… dónde ellas te lleven… es cosa tuya.
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PD.- …quizás, como dice @Yoriento, deberíamos probar más a menudo eso de “Me sienta como me sienta, hago lo que tengo que hacer”… a ver qué pasa… 😉 [¡¡es transformador!!]
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https://www.youtube.com/watch?v=Q8w81AAK7to
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Procesos y Aprendizaje:
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Si sé lo que tengo que hacer ¿Por qué no lo hago?
a) necesito incrementar mi IE
b) necesito incrementar mi IR
c) necesito incrementar mi IExIE
d) …no me gusta la respuesta que me doy.
e) …no sé !!!
😉
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Si David me lo permite, os aporto es link sobre el tema.
Saludos
https://www.youtube.com/watch?v=E6oZWUK56nk
…por supuesto que te lo permito Benito, recuerda que: ESTE BLOG ES TU CASA, y será siempre un placer recibir tus aportaciones y tus contribuciones…
Un abrazo!!
@davidbarreda_db
muy bueno muchas gracias
Gracias a ti, Carlos!!
Un abrazo!!
Davi
Gracias, me encantó la información!
Felicidades por este articulo, sencillo pero muy transformador, aporta mucho, gracias.
Muy bueno este post, creo que encontré la razón del porque no me muevo como tendría que ser
Me encantó. Gracias
Para mi el rollo está en mi IE.. algo pasa que me saboteo ….y luego el resultado es que me paralizo.
Ya soy consciente de ello , pero me demoro en reactivarme.
Este ciclo que hago , el de sabotearme/paralizarme/reactivarme.. me frustra y me cuesta mucha energía.
Saludos
Me encanta este articulo. Sencillo, claro y bien escrito. Enhorabuena!!!!
Esto es mas importante de lo que parece .. millones de personas vamos pensando en iniciar algo o teminar algo, y nunca lo hacemos
eso duele y confunde y nos produce ira y fustracion , por que no entendemos el porque