#citaciega
“…llevaba algo más de dos días allí….
y no se había dado cuenta de aquello había terminado
justo antes de ayer…”
De El hombre que no vivía en todas partes, Fátima M. Roldán
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Estar en un sitio implica no estar en otro sitio, pura lógica. Estar y no estar tiene un impacto emocional en nosotros, y probablemente también en los demás. Digo ‘probablemente’ porque me parece un acto de soberbia dar por supuesto lo que pasa con las emociones del otro… aunque por empatía y efectividad, no está de más que lo consideremos.
Decidir estar en un sitio es también decidir no estar en otro sitio. Este tipo de elecciones son vitales. Tanto a nivel personal como a nivel profesional.
Lo que hacemos con nuestro tiempo, energía y recursos es en definitiva nuestra vida. Es lo que le va dando cuerpo a nuestra historia, lo que nos va modelando… y es que, más allá de las ideas y expectativas que tengamos sobre nosotros, al final, el peso de nuestras acciones y de nuestras actitudes son mucho más contundentes que todo lo que digamos y pensemos. Somos lo que hacemos y como lo hacemos.
Somos también nuestra manera de estar y de no estar en los sitios.
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El don de la ubicuidad, clave de inefectividad
No podemos estar en todos sitios. Esto es algo tan evidente que a veces nos olvidamos de ello. Es así. Puede llegar un momento en el que te crees con tal poder de gestión que piensas que puedes abordar una multitud de frentes abiertos al mismo tiempo.
Paradójicamente, esta situación pueda ser fruto de tu propia eficacia. Te sientes eficaz, eres consciente de que dominas determinadas competencias, hasta el punto de automatizar lo esencial de cada una de ellas. Fantástico. Al automatizar las cosas se libera atención… no tienes que estar al 100% con lo que tienes entre manos precisamente por eso, porque lo tienes automatizado… ahora bien, con esa atención liberada podemos hacer dos cosas:
…la primera, la podemos usar para focalizarnos en lo que estamos haciendo, añadiendo esa parte de maestría ‘extra’ sobre las cosas que es lo que termina haciéndonos excelentes. Esto es, ya dominamos algo, y con ese exceso de recursos lo podemos disfrutar, mejorar y ganar en flexibilidad, creatividad y capacidad de respuesta.
…la segunda, pensar que como ya tenemos automatizado algo, y no nos requiere más capacidad que la que ya estamos habituados a emplear cómodamente… entonces, con el excedente de atención que el hábito nos deja podemos abordar cosas distintas y atender otros frentes abiertos.
Lo segundo es jodido, porque es como ir cayendo en una trampa que tú mismo te vas tejiendo… es una percepción de ‘falsa eficacia’, porque bien sabes que siendo nuestros recursos limitados (atención, memoria, …), a más frentes abiertos tendremos menos capacidad de respuesta y de calidad.
Al final terminas desquiciado como esos chinos que sostienen distintos platos sobre unas varillas que tienen que ir moviendo si no quieren que alguno de esos platos se caiga al suelo y se haga añicos.
No tenemos el don de la ubicuidad. Estar en un sitio implica no estar en otros. Tratar de estar en todos es, al final, no estar en ninguno… o estar diluyéndote.
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El ‘no’ como respuesta
Quizás una de las claves sea decir que no. Elegir también es decir que no. Se habla mucho de las bondades de ‘saber decir que no’, y la verdad, las comparto casi todas. Saber decir que no es una reivindicación de ti mismo, un marcar límites, e incluso un acto de pura efectividad, etc.
Pero no es tan sencillo… y no solo es una cuestión de ‘asertividad’. También es una cuestión de necesidades, a veces no puedes/quieres negarte a algo porque sencillamente ‘lo necesitas’, bien porque satisface una necesidad básica y alimenticia, bien porque satisface una necesidad emocional importante para ti. Es cuando toca decir que ‘sí’ con todas las consecuencias.
Esto último no justifica que podamos tener múltiples frentes abiertos, porque ciertamente creo que a más frentes abiertos, más peligro tenemos de desvanecer nuestras energías y recursos, más peligro tenemos de diluirnos y desaparecer en la inercia de las actividades….
…pero sí me hace pensar lo importante que es saber ‘elegir’… saber decir ‘sí’ o ‘no’… pensamos que somos libres porque tenemos libertad interior de elegir las cosas, y con eso basta, pero no es suficiente… una vez que tomas conciencia de tu capacidad de elección, lo siguiente es aprender a usarla, aprender a calibrar nuestras decisiones para que estas nos permitan focalizarnos y ser más efectivos (en lo personal y en lo profesional). Y centrarnos. Disfrutar de nuestra presencia en aquellos sitios donde hayamos decidido estar….
…sin sentirnos culpables por no estar donde hayamos decidido no estar, ni ansiosos, ni despistados, ni ausentes.
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V de valores y valentía
Al final, como siempre, es una cuestión de valores. Os juro que cada vez veo más tangibles los valores que andan detrás de cada conducta. Al menos en mí mismo, por muy incómodo o satisfactorio que pueda resultar en ocasiones.
Nada es por casualidad. Detrás de cada conducta hay un valor que la empuja. Detrás de cada presencia hay un valor que la justifica. Detrás de cada ausencia hay un valor que la respalda, te guste o no te guste ese valor auténtico. Detrás de tu sentido de la eficacia (en lo personal y en lo familiar) hay un valor que lo orienta. Te guste más ese valor, o te guste menos.
Podrás ser todo lo políticamente correcto que quieras contigo mismo y con los demás cuando hables de tus presencias y ausencias, pero será tu estómago, tus entrañas, las que te mandarán el mensaje de si lo que dices se ajusta a la verdad de tus emociones y tus motivos. También hay que saber escuchar ese mensaje, ser sensibles a leerlo con apertura, y sobre todo… ser valiente para hacerlo.
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Estar presentes es generar valor. Hacer ‘como si estuvieras presente’ un fraude. Engañarse pensando que podemos perdernos en una multitud de frentes abiertos, es adulterar la calidad de nuestra presencia, rebajarla con agua. Estar presente también genera presencia en aquellos con quienes estás, darles valor.
Saber gestionar nuestra presencia, y nuestra ausencia… un acto de sabiduría y madurez personal.
Buena semana… a vivirla y a no diluirse.
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Procesos y Aprendizaje
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La presencia y la ausencia
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Imagen de ParentRap vía Pixabay con licencia CC0 Public Domain
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