#citaciega
“…a Marisol le tocó un peluche,
por haber estado delante...”
De ‘La vida es una tómbola’, de Fátima M. Roldán
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Una de las cosas que más me apasiona del Personal Branding es el proceso en sí. Su puesta en práctica. El inicio de un proceso por parte de una persona, su desarrollo consciente y todo lo que ocurre alrededor de todas estas acciones. Sinceramente, me parece fascinante.
De mi propio proceso, que sigue su curso, porque estos procesos no tienen final; y de otros, que he tenido la fortuna de acompañar, ya he comentado en alguna ocasión que observo de manera recurrente tres retos que se nos aparecen y que representan para mí las tres piedras de toque del desarrollo y la gestión consciente de la Marca Personal de alguien.
Hoy, consciente del trabajo personal que se me avecina en los próximos meses, me apetece recoger estos tres retos aquí, en el blog, que es donde mejor están y donde no los voy a perder… y es que, os puedo asegurar que en mi vida he encontrado un cuaderno de apuntes mejor que este que tienes delante, donde puedo guardar y conservar mis notas, reflexiones y aprendizajes, en forma de post… cuaderno personal, digital, público y compartido.
Allá vamos…
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Reto 1: Determinar la propuesta de valor
El primer reto es la dificultad que tenemos a la hora de definir nuestra propuesta de valor.
Aparece como una de las cosas más complejas y una de las primeras etapas de un proceso de Personal Branding, una vez abordada la tarea anterior de la toma de conciencia de quién soy, cómo soy, qué sé hacer y cómo lo hago… porque a todo esto hay que darle cuerpo, de manera coherente y accesible.
Posiblemente, nos resulta difícil esto porque nos han enseñado a pensar en títulos y diplomas, de tal manera que confundimos lo que hemos estudiado con lo que sabemos hacer. Quizás porque tenemos muy metido en el coco lo importante que es encajar en alguna profesión. Quizás porque nos hemos confundido y nos hemos vuelto locos tratando de encajar la pieza de ‘lo que he estudiado’ con ‘el nombre de alguna ocupación’… y eso, como que no termina de funcionar, así que terminamos andando en círculos y preguntándonos “¿Por qué coño no encuentro trabajo de lo mío?”.
En este sentido, es esencial evolucionar nuestra manera de vernos profesionalmente, y aprender pensar en nosotros mismos en clave de servicios y habilidades que podemos ofrecer. Considerando de forma concreta y explícita los problemas que podemos resolver, dándole utilidad a todo lo que tenemos en nuestra mochica de experiencias y aprendizaje, localizando dónde y para quién es útil lo que sabemos hacer.
Es el gran reto, porque una propuesta de valor bien definida será lo que decante la balanza hacia ti como opción preferente, porque dejará claro a quién te diriges, qué problemas resuelves, qué necesidades satisfaces y qué beneficios generas.
No es fácil, no es imposible, es necesario, es dinámico, es apasionante.
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Reto 2: La visibilidad adecuada
Aunque a día de hoy aún se siga confundiendo por parte de muchas personas la Marca Personal con generar Visibilidad, o peor aún, Marca Personal con gestión de Redes Sociales. Más allá de esta triste confusión, lo cierto es que llegado el punto de dar a conocer nuestra propuesta de valor se produce otro momento crítico.
Por un lado, y herederos de yo no sé qué mentalidad que nos impide hablar de lo que hacemos bien, o simplemente de lo que hacemos, he vivido y observado como se produce una parálisis o ralentización de algunos procesos en este punto. Es curioso.
En algún caso puede ser timidez, en otros casos un conflicto de valores… de una forma u otra, si no haces accesible a los demás tu propuesta de valor, difícilmente van a tener posibilidad de beneficiarse de todo eso que tú haces, básicamente porque no lo van a saber.
Personalmente no creo que se trate de hablar de ti, se trata de hablar de lo que haces. O mejor aún, de dejar que las cosas que haces hablen de ti. Tampoco de que tengas que venderte o convencer a nadie, se trata de que lo hagas fácil y atractivamente accesible para que los demás, con libertad, te elijan.
…tampoco creo que consista todo esto en manejarse bien por internet y toda esta movida, que si bien es necesaria, no deja de ser un medio más.
Considero que máxima importancia en este sentido que cada persona: encuentre la mejor manera de expresar su mensaje, (con palabras, con imágenes, con hechos, con todo, con lo que sea, con lo que se quiera…), que cada persona encuentre el lenguaje adecuado para darle salida a su propuesta de valor…. y luego, todo será más sencillo, más adaptado al ritmo y la realidad de cada uno.
…considero de máxima importancia, del mismo modo, que encontremos la manera de gestionar nuestra visibilidad y de dejar nuestro recuerdo vivo, fuera de las redes, en entornos cero-punto-cero… donde nuestro proceso gana en efectividad, donde se cierran los acuerdos, y donde te salen los contratos.
El otro problema de visibilidad, al contrario que lo anterior, es tener una visibilidad por exceso. Esto es, estar enseñándose más de la cuenta hasta el punto que terminas desvirtualizando el mensaje, o te terminas confundiendo con él, o yo que sé… de todas, formas, de esto no voy ha hablar mucho porque es un tema que últimamente me aburre cada vez más.
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Reto 3: Mantenerlo en el tiempo
Aquí está el RETO con mayúsculas.
Un proceso de Personal Branding no termina cuando una vez realizado el proceso de autoconocimiento, la definición de tu propuesta de valor, de tu público objetivo, de cómo vas a ofrecerlo, una vez que ya tienes clara la estrategia de presencia y visibilidad… ¡ea! ya tengo mi web, fin.
…de hecho, ahí empieza todo. Porque todo lo anterior es un medio para generar sintonía con los demás, ser conocido, memorable, elegido… y eso, solo se conseguirá si se mantiene de manera sostenida en el tiempo… algo que dará seguridad a los demás (y a ti), y generará confianza en los demás (y en ti)… demuestras que no eres una estrella fugaz, ni nadie movido por una motivación interesada…
…oye, que hay motivaciones interesadas son perfectamente lícitas. Por ejemplo: activo mi proceso de personal branding porque necesito un trabajo, y cuando lo encuentro lo desactivo. Absolutamente lícito, pero con sus consecuencias, en tanto en cuanto estarás lanzando un mensaje: tu propuesta de valor se activa en función de tu necesidad, y no en función del beneficio que puedes generar (en ti, por supuesto, y en los demás) … venga, piénsalo bien, a quién elegirías ¿a quién sostiene su proyecto profesional de manera estable (esté o no esté trabajando) o a quien aparece solo cuando llueve? [cuestión de confianza].
Quizás esta sea la parte más importante. Mantener tu proyecto en el tiempo. Y tu proyecto evolucionará, y cambiará, como cambias tú… e irá creciendo y ganando en madurez contigo…
…y quizás, para que esto pueda ser posible, curiosamente… tenemos que volver al principio, a las raíces… a los motivos que tengas para mantener y hacer crecer todo esto… si es un motivo, con fecha de caducidad… o es realmente un propósito, un PARA QUÉ que trasciende más allá del momento presente, de lo que estés haciendo ahora… y que le da sentido a cada paso que das… que sirve de base a tu PROYECTO PROFESIONAL…. que da respuesta al cómo quieres ser recordado.
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…este post me recuerda al vídeo de Close to Me, The Cure… recuerdo de pequeño cuando lo veía que no dejaba de preguntarme ¿por qué no salen?, y recuerdo que no me importaba verlo de nuevo, por si esa vez salían.
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Procesos y Aprendizaje
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Los 3 retos de la Marca Personal
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Foto de BRRT vía Pixabay, con licencia CC0
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